La posada tradicional se inicia con una procesión; la mitad de los invitados llevan velas encendidas y una charola donde portan las imágenes de la Sagrada Familia, María y José, los peregrinos. Caminan alrededor de la casa hasta llegar a la puerta, en donde cantan la primera copla de la letanía pidiendo posada. Detrás de la puerta cerrada, los demás invitados, quienes juegan el papel de posaderos, se rehúsan a dejarlos entrar; el diálogo continúa en la misma forma durante varias coplas, hasta que el grupo de afuera finalmente se identifica “…yo soy carpintero de nombre José … mi esposa es María … y madre va a ser del Divino Verbo”. Entonces se abre la puerta y entran a la casa cantando: “Entren santos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón. Que aunque pobre la morada, pobre morada, se las doy de corazón”. |
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